La
madrileña Pilar González, conocida como ‘el pincel invisible de Barrachina’, se
ha dejado seducir en esta ocasión por la fuerza del color sobre fondos nublados
y grisáceos. Elige a veces pequeños detalles de la vida cotidiana, y deja
pequeños mensajes que invitan a leer sus cuadros, para que el espectador ―junto
con el autor― reflexione sobre sus emociones y sentimientos.
Barrachina cuenta
con una dilatada experiencia, que ha mostrado en distintas comunidades de la
geografía española, y que ha sido precedida por una larga lista de menciones
conseguidas en los últimos meses, y que justifica plenamente en esta última
muestra.
El
lector, el observador, el explorador de bellezas, puede buscar y encontrar
sonidos, ambientes de perfumes y frases de amor en la obra de esta artista, que
pinta con la luz que lleva el aire.
Sus
obras son delicados haikus de colores, casi infinitos en la brevedad de sus
formas y en la naturaleza de su ser.
Agustín
Laguna
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